Estuve en la presentación de un nuevo programa informático que la consejería ha bautizado como e-SOAP (Seguimiento de Objetivos en Atención Primaria, con el prefijo «e-«, que siempre mola).
Si me enteré bien (fue a bombo y platillo y eramos cientos en la gran aula del Hospital Ramón y Cajal), es una herramienta para explotar una gigantesca base de datos constituida a partir de los registros de OMI-AP, de Cibeles (tarjeta sanitaria), Farmadrid (datos de recetas recogidas en farmacias) y otro buen puñado de registros de la Comunidad de Madrid.
De esta forma, cada uno podrá conocer su población asignada, su población atendida, el porcentaje de diabéticos de su cupo con mal control, cardiópatas isquémicos que toman estatinas… y además podrás compararte con tus compañeros del centro, del área (de momento) y de toda la comunidad autónoma.
Es un paso en la buena dirección porque, sin duda, lo mejor de la historia clínica electrónica es la sencillez y rapidez con la que se puede obtener información encaminada a tomar decisiones. Que esa extracción sea avalada por la «empresa», uniforme e igual para todos, también es adecuado para garantizar la «comparabilidad» de los resultados obtenidos.
El, en mi opinión, grave problema es que la información no llega a discriminar al nivel «paciente». O sea, que si te dicen que un 28% de tus hipertensos están mal controlados, pasan dos cosas:
- No puedes comprobar la veracidad de los datos. Decir SQL y EFQM con regularidad no garantiza que esté bien hecho. A favor está que lo ha desarrollado gente de la casa (¡aleluya!) y basándose en las experiencias previas que muchas áreas tenían (¡aleluya, aleluya!).
- No puedo encontrar a mi paciente mal controlado y dedicarle una especial atención. No consigo, por tanto, mejorar la atención a los pacientes, que es el objetivo primordial de la empresa (perdón por repetir paciente, pero me he propuesto no decir usuario). Vale para que me angustie si no salgo bien en los datos, pero no para resolver la angustia.
Es cierto que en la reunión se dijo que se pensaba llegar finalmente a los pacientes, pero no me pareció que fuese algo cercano en el tiempo. Nos empeñamos en la superbasededatoscentralizada para 6 millones de ciudadanos y… pasa lo que pasa. Más de un área de Madrid (por ejemplo la 10, donde yo trabajo) ya llega hasta el número de historia de OMI-AP, lo que permite localizar al paciente.
Por tanto, parafraseando a Neil Armstrong, me parece un pequeño paso para el asistencial, pero un gran salto para el gestor.
Puestos a pedir, en un futuro las consultas a la base de datos deberían poder ser configurables por el usuario (esta vale, porque no me refiero al paciente, sino al trabajador). He dicho puestos a pedir…
Finalmente, he de confesar que oír decir EFQM me produce el síndrome de las piernas y el culo inquieto. Lo paso fatal.
José Luis Quintana, médico de familia.
Tienes toda la razón. Habría que dirigir los esfuerzos tanto en poder explotar el número de historia como en poder realizarlo a casi tiempo real (en un principio harán cortes cada 3 meses aprox). Nosotros en el área 4 recibíamos trimestralmente tablas excel con todos los datos sobre nuestros pacientes crónicos. Era una herremienta magnífica para poder tomar acciones sobre el paciente. Habrá que tener fe en que dejen trabajar a algunos de los elaboradores del programa, gente que todavía piensan en las ventajas que los programas pueden aportar a los clínicos y a los pacientes.
En el ICS, en Cataluña, donde emigré hace varios años, disponemos desde hace 4 años de un sistema de explotación de datos de primaria que mensualmente proporciona números a los profesionales. Pero lo verdaderamente importante , y en eso os doy la razón, es que hemos conseguido que los números vayan ligados a los pacientes y que los profesionales puedan identificarlos para poder hacer mejoras concretas. Creemos que esta es la base para poder mejorar.
[…] hemos conocido el nombre de muchos programas. Los propios de primaria: OMI-AP, AP-Madrid y e-SOAP. Hemos podido ver que los que se relacionan con los hospitales suelen tener nombre mitológico: […]