Leo en el siempre interesante blog de Rafa Bravo un animado -y en alguna ocasión un punto agrio- debate sobre la libertad de prescripción y la interferencia de los servicios sanitarios. En esta ocasión es Osakidetza, pero podría ser de cualquier parte. Su lectura me produce sentimientos encontrados: unos enarbolan la libertad de prescripción y otros la capacidad del la empresa para hacer eficiente el gasto (en este caso por la vía la sustitución manteniendo el principio activo).
Leí hace tiempo (que me disculpen porque no recuerdo dónde) que en la relación médico-paciente originaria, todas las lealtades del médico son en exclusiva para el paciente. En una consulta privada, todo lo que sucede queda entre uno y otro sin rendir cuentas más allá. Para lo bueno y lo malo. Habrá médicos preocupados por el bolsillo de sus pacientes y otros que no; en principio es una relación aceptada voluntariamente por ambos y nada que decir. Algo parecido nos pasa a nosotros con lo no financiado. La empresa ni sabe, ni quiere saber, sobre el sildenafilo o las vitaminas tipo crecepelo prescritos. Se deja al criterio y la ética de cada uno (o mejor de cada dos, médico y paciente) su uso.
El problema comienza cuando la financiación pública de los fármacos obliga a «repartir lealtades». Es evidente que el médico y el paciente tienen mucho que decir pero… ¿Y el resto de ciudadanos que con su esfuerzo contribuyen a mantener el sistema? ¿Hemos de gastar más en contra de la información disponible para respetar el pacto médico paciente? Me pide el cuerpo y la mente contestar que no, pero… es que esto de las lealtades repartidas es muy complejo de manejar en todos los aspectos de la vida.
La OMS (últimamento poco fina) dice: Para que haya un uso racional, el paciente tiene que recibir el medicamento adecuado y la dosis debida durante un periodo de tiempo suficiente, al menor costo para él y para la comunidad.
También creo que hay escenarios más fáciles de aceptar: si cada médico se responsabiliza hasta el final de sus tratamientos (prescripción de un medicamento con una dosis y tiempos concretos sin pasarle la bola a otro; recuerdo que uno de ellos es el clopidogrel, de diagnóstico hospitalario) y la financiación de los medicamentos fuese razonable (no debe ser que medicamentos iguales con precios distintos sean igualmente financiados de forma íntegra por el Estado) es probable que el problema fuese otro.
De todas formas, es verano y es tiempo de relajarse. Confieso mi admiración que raya en lo patológico por Joan Manuel Serrat. Un vídeo en Buenos Aires, 1999, gira Sombras de la China .
Buenas vacaciones a todos.
José Luis Quintana, médico de familia.
esta bien eso de ponerse perfil, pero creo que no es un reparto de lealtades sino de legalidad vigente y lo que uno opine sobre injerencias en su quehacer profesional.
Aunque sea verano no creo que se deba tolerar ni una cosa, ni la otra
Te echaba de menos en este asunto Rafa. Creo sinceramente que hay un error de financiación que nos coloca entre dos aguas. Ya se que en la exigencia de libertades no hay medias tintas o se es libre o no se es pero… ¿es tolerable el despilfarro de dinero de todos? ¿nos cabreamos cuando nos enteramos de que lo que se podía haber construido con x dinero se ha hecho con 2x? A veces echo de menos el concepto de «contribuyente» de los americanos: esto se hace con mi dinero y quiero saber que se hace de la mejor forma posible.
Creo que la libertad de prescripción no se puede entender sin asociarla a otras cosas. A mí no me parece mal que cuando hay alternativas más baratas uno debe justificar por qué usa las más caras (uno es libre de hacerlo pero debe poder explicarlo). Lo vemos todos los días
«uno debe justificar por qué usa las más caras »
y como lo justifica? con un informe al capataz como en el norte? No estábamos en la antiburocarcia?
No es tolerable el despilfarro, pero hay que tener mucho cuidado en como lo «intolerabilizamos».También vemos desfifalrro por parte de los usuarios y no por ello somos partidarios del copago o de «castigarlos» de alguna forma porque comprometería la equidad que parece un bien superior. De la misma manera hay que preservar la libertad de prescripción medica, una libertad responsable es el mejor tesoro que tienen paciente y medico , por mucho que algunos no lo comprendan
Vale, en ese caso supongo que la propuesta es ningún control sobre lo que se receta en la consulta ¿no?
tu sabes que no, control si, coerción no.En nuestra área se hace un uso racionalmente bueno (sobre todo comparando) y nunca han limitado (informaticamente o no)la capacidad de prescripción.
Las limitaciones son herramientas de los incapaces y de los que quieren resultados a corto plazo. Lo lastimoso es que existan profesionales y sociedades que por activa o por pasiva apoyen esas medidas. ¡pobre especialidad!
Bueeeno, por ahí podremos ponernos de acuerdo. No te creas que la comparación (o los incentivos) no son coercitivos pero… podemos llagar al acuerdo de que hay coerciones y coerciones.