Lo que parecía lejano hace relativamente poco, está aquí. Se introduce el copago sanitario. Ha empezado por Cataluña, pero con toda seguridad, si no hemos perdido el juicio del todo, ha de extenderse al todo el país.
Es posible que no haya más camino, pero lo que se ve venir no tiene buena pinta. No me gusta porque no es una medida para introducir racionalidad en el sistema, es una medida estrictamente recaudatoria. Necesitamos pasta y el sitio más fácil es pillarla en el mostrador de las farmacias. Es como subir el IVA… compras y pagas.
Es evidente, que el actual sistema por el que un pensionista millonario consigue fármacos gratis y un parado con tres hijos los paga, puede y debe ser reformado. Es una medida que introduciría justicia en las aportaciones que realiza cada paciente al precio de los medicamentos.
Si lo que se quisiera es ahorrar dinero en farmacia hay medidas que, en mi opinión, tienen más sentido. La financiación selectiva de medicamentos. No se puede financiar cualquier guarrería farmacológica, que las hay «a puñaos». Los países modernos, los que de verdad rigen sus destinos, cuando se les presenta un fármaco de los que no aporta nada y es caro, no lo financian y listo. «Lo puede usted vender, pero yo no se lo compro». Así de fácil. Ayer mientras que pensaba en esto le pregunté a OMI-AP los principios activos que empiezan por «a» que se pueden prescribir. El número y precio de los que la evaluación del ministerio y de las comunidades autónomas dice «no aporta nada nuevo» es escandaloso. En mi humilde opinión, con lo que se sabe ahora, no sé por qué se financia la agomelatina, por seguir con la «a» 😉 y seguir con un ejemplo de hace un par de entradas. Tendría repercusión económica, orientaría a uno-de-los-mejores-sistemas-sanitarios-del-mundo a la prescripción de fármacos consolidados, no como ahora, que es el paraíso de los horteras terapéuticos, amigos de lo ultraúltimo y de cosas menos confesables… en fin. No solo se debería reorientar a los pacientes, también a los sanitarios y a sus responsables. Esto, es tan de cajón que, si no se pone en marcha, solo se me ocurre que sea porque es mucho más fácil meter la mano en el bolsillo de angustiados ciudadanos, que de poderosas multinacionales.
Es la hora de los valientes.
José Luis Quintana, médico de familia.