Se lee en los medios de comunicación: «hace falta un plan de cuidados paliativos». Me temo lo peor. Cada vez que ha pasado esto, hemos perdido una competencia.
En Madrid, en el contexto del caso del hospital de Leganés, aparecen las unidades de paliativos en los hospitales y en atención primaria. En primaria han recibido el nombre de equipos de soporte de atención domiciliaria (ESAD). En el fondo, la lectura que se hizo fue: en primaria no tienen tiempo para atender terminales, que consume mucho; les ponemos unos médicos (fácilmente médicos de familia, no es una cuestión de titulación) que se ocupen de los terminales y así, ellos pueden seguir con la crucial labor de ver un montón de gente sana y hacer mil papelitos. ¿No sería más bien al revés? Si no tienes tiempo para ver terminales, me voy a preocupar de dártelo. ¿Quién mejor que su médico de toda la vida para hacerlo? Seguramente habrá participado en el diagnóstico, habra seguido los esfuerzos curativos -es probable que haciendo recetas y entendiéndo los miedos del paciente y su familia- y ahora que llega el momento de los cuidados para bien morir… vienen otros. Un completo sinsentido. No acepto el argumento de «si a los de primaria no les gustan los terminales». Si un médico de familia no atiende bien a un paciente terminal por desinterés, es un desalmado que debe ser expedientado y sancionado. Es nuestro trabajo y, probablemente, la parte más digna de él. Lo he dicho en alguna ocasión: si dejamos que nos aparten de los terminales, nos mereceremos todas las desgracias posteriores. Por lo general el manejo no requiere ni grandes tecnologías, ni una ciencia del otro mundo. Precisa conocer los recursos farmacológicos o no y… tiempo. De hecho, el ESAD realiza visitas de entre 30 y 60 minutos. No le des el tiempo y los recursos a otro, dámelos a mí, que soy el que está en mejor situación para hecerlo.
Para remate, el mensaje que le queda al común de los oncólogos es: terminal => ESAD. Así se lo repiten a la familia: hay unos médicos especialistas en cuidados paliativos, dígale al médico de cabecera que le ponga en contacto con ellos. Desacreditan así tu trabajo, pueden decírselo un número ilimitado de veces, y hacen dudar a la familia de que su padre… que se va a morir… esté en las mejores manos. He tenido que ir a vistar ingresados al hospital para decir en la planta que, tras el alta, lo llevaré yo. He tenido que explicar a la familia que el ESAD no tiene consulta, que va a casa y que su familiar, gravemente enfermo, que me visita regularmente, no es candidato a semejante cosa, una especie de extrema unción sanitaria…
En fin, que cada vez que se crea una unidad específica, nos «descargan de trabajo». Me gustaría que me preguntaran cómo me ayudan y qué clase de trabajo me quiero quitar. Porque yo debería recibir en consulta o ver en casa a los terminales y no darle la baja al operado de menisco que llevan los traumatólogos. Puestos a quitar…
Esto no es una crítica contra la situación en Madrid, que es semejante a la del resto de España. El que quiera ver en esto una crítica a los compañeros del ESAD, puede hacerlo, pero estará falto de razón, de miras y de neuronas.
José Luis Quintana, médico de familia.