La insoportable levedad de la atención primaria. Capítulo 2. Reforzar la primaria

septiembre 1, 2021

EL REFUERZO DE LA PRIMARIA 

Estas últimas semanas, tal y como solicitan el doctor Rafael Matesanz, la doctora economista de la salud Beatriz García López Valcárcel e incluso Bill Gates, se ha reforzado la primaria. En mi centro de salud se están curtiendo los residentes jóvenes (gracias compañeros) y los médicos de familia viejos, yo. Estamos siendo, voluntariamente utilizados cómo los últimos cartuchos de un sistema que está en disolución. Al igual que en la batalla final de Berlín, estamos echando toda la carne en el asador, jóvenes y viejos. Así que, motu proprio, estamos reforzando la primaria. ¿Y por qué? Pues muy sencillo: «por mí, por todos mis compañeros y por mí el primero». A los de mi generación esto le traerá recuerdos, no creo que lo entiendan los jóvenes, por lo que voy a explicarlo: 
Cuando en los recreos jugábamos a policías y ladrones, los policías tenían que ir capturando a los ladrones y llevarlos a la cárcel. En Salamanca, grupo escolar Francisco Vitoria, dónde pasé mis párvulos, los ladrones no tenían guarida. Todo se hacía corriendo. Cuando un ladrón lograba llegar hasta la cárcel y tocar alguno de los que capturados, gritaba: ¡por mí, por todos mis compañeros y por mí el primero! y todos los ladrones quedaban libres y volvíamos a empezar. Era un trabajo en equipo, tanto de unos como de otros.  

Pues eso, a pesar de mis 65 años, de estar en periodo de prolongación de la vida laboral, de ser uno de los días el segundo día tras las vacaciones, que suele ser el peor porque ya se han enterado de que has vuelto, me pongo el mundo por montera y allá  que voy a la lucha. 

No lo hago por dinero, lo que me pagan por hora, es la misma cantidad que la hora de trabajo por la reparacion de la moto de mi hermano. Ya sé que es un negocio, etcétera, etcétera y que no se puede comparar. Pero es eso, contra 4 horas «extraordinarias» de un profesional que ha sido 23 años formador, tutor de residentes de familia (a lo peor esto no tiene importancia). ¡Ah!, y ha trabajado y participado en los resultados de uno de los centros de salud top de Madrid. 

He de reconocer que sí pesan los años, ya no es lo mismo y tanto física como mentalmente me resulta duro. A pesar de todo, debo hacerlo: este desmantelamiento canalla de la atención primaria va a afectar a las clases sociales más desfavorecidas, las que no tienen posibilidad de contratar un seguro privado. Esto me INDIGNA, porque es la mayoría de la población a la que atiendo, mi población, y se suma al problema económico y social que arrastran, a una maniobra política injusta e inicua. Lucharé todo lo que pueda contra ello y como digo desde hace meses: ¡qué falta de compasión social! 

¡Qué pena me da este Madrid insolidario, con lo que hemos sido! 

José Antonio González-Posada Delgado, médico de familia, Centro de Salud Universitario El Greco, Getafe, SERMAS.

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Élites

junio 14, 2021

Ni derechas ni izquierdas, es cuestión de élites, de élites sociales. Me lo comentó el otro día un paciente: se citó para una segunda opinión, había ido a que le vieran en un reputado hospital privado por el tapón de la sanidad pública; diagnosticado de hernia inguinal y colelitiasis le habían solicitado, además de los consabidos análisis, ecografías, TC abdominal y derivado directamente al quirófano (un único cálculo que no tenía el tamaño para indicación quirúrgica y la hernia era tan pequeña que ni la vieron en el TC); se citó conmigo porque hace tiempo, antes de la pandemia, hace una eternidad, acudió con su mujer embarazada con un cólico biliar y la derivé adecuadamente a urgencias; parece que mi decisión y actitud le dieron confianza, algo que no le da la medicina privada porque cree que lo que les importa es hacer caja.

El caso es que me explicó lo que él creía sobre la sanidad actual, hay cuatro niveles sociales: los estratosféricos, a esos casi no los tenemos en cuenta, están en el Olimpo de los dioses, tienen tanto que se pueden ir a EE. UU. o donde deseen; luego están los ricos, se pueden permitir una sanidad de calidad en la privada sin problemas; luego los intermedios como él, que pueden hacer un cierto esfuerzo, pero no llegan a todo, cuando se salen de cierto límite no pueden, suelen ser autónomos o asalariados con los sueldos de los de ahora, como ejemplo me comentaba todo lo que tiene que ver con la odontología (menuda paupérrima salud bucodental tenemos); y por último los que se tienen que conformar con lo que hay, aquí, yo incluyo a la mayoría de mis pacientes, jubilados, amas de casa, viudas, que no son pobres extremos, pero sus sueldos nos les dan para mucho, sobre todos aquellos que viven solos y que dependen de un solo sueldo o pensión. Estos últimos, que son los más vulnerables, son los que acuden a los médicos de familia de la, peyorativamente llamada, Seguridad Social. El resto, ricos e intermedios, intentan que no seamos un obstáculo en su utilización de los «especialistas… hospitalarios», utilizan «sociedades» para procesos no complejos. Ahora, eso sí, cuando llegan mal dadas, se pasan al hospital «público». Juan Simó lo explica mejor que yo: una atención primaria para pobres y una atención  hospitalaria universal para todos. Nuestro país no es como en el Reino Unido, donde el médico de familia, el general practitioner, el GP («Yipi»), tiene mucho arraigo social. A nuestro Servicio Madrileño de Salud con nuestros políticos actuales a la cabeza, nunca se les ocurriría realizar un gran homenaje al Sistema Nacional de Salud (SNS) en unos Juegos Olímpicos, seguro que ni tan siquiera en una corrida de toros.

En España, en unas comunidades más que en otras, Madrid es de las que más, se intenta acabar con este sistema, penalizando, como siempre, a los más débiles y vulnerables. Se sigue la «ley de los cuidados inversos» que enunció nuestro maestro Tudor Hart, los que más necesitan de una buena sanidad, son los que menos acceso a ella tienen y no es porque no seamos buenos, lo somos y mucho, si no por las condiciones de trabajo. Nuestra Consejería de Salud, supongo que con la aquiescencia de la de Hacienda, es una gran campeona en esta lid. Valga un botón de muestra para aviso de navegantes: hoy acude a mi consulta un paciente de unos 45 años al que diagnostiqué que un cáncer; todo ha ido muy bien y se encuentra perfectamente; su empresa ha suscrito un seguro con una “sociedad” (dan exenciones fiscales) pero a él no le han incluido ¿Pueden adivinar por qué? Y otro paciente con diabetes tipo 1 a la que no le “cogen” en ninguna aseguradora. No es que me parezca mal que una empresa lo haga, siempre y cuando no se perjudique a los más vulnerables. El trato a la sanidad pública, perdón, a la atención primaria pública, es de una bajeza moral que no tiene nombre. No importa que personas relevantes hayan pedido que se refuerce (ver videos cortos) como Bill Gates, el Dr. Rafael Matesanz, creador de la ONT (Organización Nacional de Trasplantes) o Beatriz García González-Valcárcel, catedrática e investigadora en Economía de la salud, porque no creo que ninguno de ellos sea sospechoso de político ultra.

Los ilusos, que aún creemos en la equidad del sistema, sabemos que el sistema tiene un símil, se llama Titanic y se está hundiendo. Nosotros, los médicos de familia de lo público, seguiremos con nuestros instrumentos, como la orquesta del Titanic, cuidando a nuestros pacientes… pobres, hasta que, con la complicidad del resto de la sociedad, hundan el barco. O como dice mi compañero José Luis Quintana, nos vayamos por el sumidero.

PD: aún es peor en la educación.

José Antonio González-Posada Delgado

Medicina familiar y comunitaria

Centro de salud universitario El Greco

Getafe. Madrid Mi agradecimiento a SILVIA DIAZ CID que me ha ayudado desinteresadamente con los videos. Y a mi compañero y amigo, el Dr. JUAN BRAVO ACUÑA, por su corrección y paciencia infinita.