Estaba leyendo periódicos y recibiendo «la ración diaria de espanto» (acojona, que algo queda 😉 ) y se me ha ido la cabeza al poema de Machado que dice «Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora«.
Hemos empezado el proceso de implantación de AP-Madrid. Han venido los informáticos a «revisar los ordenadores». Revisar quiere decir «planchar». Nos han dejado la versión 6 del explorer (Microsoft ha pedido, por favor, que se deje de usar y nosotros haciendo «luz de gas» a Bill Gates) y se han cepillado los otros navegadores. Cuando he preguntado cuando se permitirían versiones más recientes del explorer, se me ha contestado que, se estaban probando y que si todo funcionaba, se permitirían. Lo mismito que hace dos años. Pruebas concienzudas ¡vive Dios! También se han pulido los Dropbox del centro… No pasa nada, volverems a los lápices USB para llevar y traer a casa el trabajo. Los lápices USB no han sido más que fuente de virus… el autorun, por ejemplo, aun sin eliminar del todo. Y lo peor… el centro tiene una web interna que funciona, a la vez, como reglamento de régimen interno y como manual para todos los procesos del centro: desde el circuito de recetas, hasta el registro de mamografías… Ya no la podremos tocar.
Luego hablaremos del nuevo modelo, de la autonomía de gestión y de la madurez de la primaria. Tonterías. No sé por qué no se nos tiene en cuenta. Por qué no se deja opinar (e incluso decidir) lo que nos viene bien. No somos niños. Seguramente somos la empresa española con el nivel formativo más alto entre sus trabajadores, pero no se confía en nuestro criterio. Corren tiempos mediocres.
José Luis Quintana, médico de familia.
P.D.: Somos muy cabezotas, digo yo que algo conseguiremos 😉 .