Frenesí librelector

abril 13, 2011

Recuerdo perfectamente que, en una reunión de cuando se diseñaba el área sanitaria única para la Comunidad de Madrid, le pregunté a la entonces Viceconsejera de Asistencia Sanitaria, Ana Sánchez (que disfruta, creo, de un merecidísimo descanso), que por qué no se aplicaba un proceso análogo en los hospitales -un gerente único, con nóminas centralizadas, suministros centralizados, adelgazamiento de cargos…- porque si era bueno para primaria, lo sería para especializada… me contestó que, a su tiempo, se haría. Es posible que aún no haya llegado su tiempo o también que no se vaya a hacer.

La libre elección de médico, enfermero, pediatra y lo que sea ha llegado a primaria con tal desmesura que ahora, sentado en la taza del váter y con un ordenador portátil se cambia uno de  médico. Si alguien no se lo cree, que pinche aquí. Se veía venir. Se han inventado verbos: en las reuniones se habla de librelegir. Da igual que lo demás esté manga por hombro. Habíamos dicho que habría libre elección ¡y vaya si la hay! Solo El Corte Inglés nos lleva la delantera, devuelven el dinero, pero que se preparen. Faltan pediatras, pero de los que hay se puede uno cambiar en un día, un número ilimitado de veces.

Obsérvese que hay «barra libre» de médico de familia y enfermero y consulta de las citas de especialista. Resulta que no todos los  especialistas tienen agenda. En mi hospital por ejemplo hay un único cirujano general y tres ginecólogos. En unos sitios es, al menos aparentemente, mucho y en otros poco o nada. Mis pacientes, de lo que se quejan, no es de no poder cambiar de pediatra al niño sentado en la taza, sino de que cuando van al especialista «cada día me ve uno».

¡Cómo está el patio!

José Luis Quintana, médico de familia.

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