Longitudizumab

Hay evidencia de que los sistemas basados en una atención primaria fuerte ofrecen mejores resultados en salud. Tozudamente, los estudios que lo evalúan ofrecen resultados positivos. No nos vamos a remitir de nuevo a Barbara Starfield ni a las repetidas manifestaciones de economistas de salud. Lo damos por sabido.

Sin duda, una de las características esenciales en la atención primaria es la longitudinalidad: la atención sostenida en el tiempo de los problemas de salud de una persona por una mismo médico.

En 2022 el British Journal of General Practice publicaba un estudio noruego que demostraba la enorme utilidad de la atención primaria y su longitudinalidad:

Conclusión La duración de la relación médico de familia (RGP en la revista)-paciente se asocia significativamente con un menor uso de los servicios de urgencias (OOH en el artículo), menos ingresos hospitalarios y una menor mortalidad. La presencia de una relación dosis-respuesta entre la continuidad y estos resultados indica que las asociaciones son causales.

Hoy me llega por el Twitter (ahora X) del compañero Jesús Palacio (@je_pala) el estudio «Continuity of Care Increases Physician Productivity in Primary Care«. En él tenemos datos que avalan que la consulta con el médico habitual es más eficiente que la consulta con otro médico, El paciente tarda más en volver a necesitar consulta (sensación que tenemos todos cuando no estamos unos días) sin que aumente el tiempo de consulta. Los citados datos muestran que el beneficio de productividad de la continuidad de la atención es mayor para los pacientes mayores, los pacientes con múltiples enfermedades crónicas y los pacientes con afecciones de salud mental. 

La verdad es que no sé que más hace falta para que los que gestionan la sanidad «compren» la atención primaria y su longitudinalidad. Yo creo que el primer error es el nombre, no hay forma de que venda. Si le llamáramos LONGITUDIZUMAB y fuera muy caro, otro gallo cantaría. Sería reclamado por partidos políticos, los «padres» de la medicina, sociedades científicas, asociaciones de pacientes… y no habría más remedio que financiarlo. Hay que darle una vuelta.

José Luis Quintana. Médico de familia

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