Definitivamente se ha abierto la veda del empleado público (mal llamados funcionarios)… Que si tenemos trabajo fijo (por oposición), que si trabajamos poco, que faltamos mucho al trabajo, que si somos unos privilegiados, que sobramos muchos, que España es imposible que levante cabeza con este número de funcionarios… en fin, lo de todos los días.
En lo personal, no tengo inconveniente en asumir mi parte de la tarta (dicho sea de paso, que yo no la encargué) y, por lo tanto, asumo que un año se congele y otro se baje mi sueldo -que no quiero comparar con países de nuestro entorno y nivel- que me aumenten las horas que trabajo y que me suban los impuestos. Ya sé, «soy un privilegiado» y lo tengo que llevar con religiosa resignación. Agradecería sinceramente que se esculpiese en piedra mi sacrificio, porque estoy seguro de que, cuando la economía remonte, no me compensarán por esto.
Hoy me ha llegado la reforma de la prestación por incapacidad temporal, que queda así:
- Del primer al tercer día, ningún tipo de retribución.
- Del 4º al 20º, el 60% de la base de cotización (más de 1.500 euros inferior al salario real).
- Del 21º en adelante, el 75% de la base de cotización.
No sé bien echar las cuentas, pero del 4º al 20º cobrarás menos de la mitad del salario y del 21º en adelante, un poco más de la mitad (pido disculpas si hay error). Todo lo demás vale, ESTO ES INTOLERABLE.
Ya lo he dicho, persigan «a sangre y fuego» a los cuentistas, los rentistas y los tramposos. Como todo en esta vida, si se quiere, se puede. Pero, en medio de todo esto, van los enfermos. Los cuentistas, los rentistas y los tramposos podrán elegir entre renunciar a su desvergüenza o perder mucho dinero. Los enfermos, los verdaderamente muy enfermos, están condenados a perder mucho dinero. Los del morro de las algias irán a trabajar (dando así la razón a los que nos critican). El que tenga gripe irá a trabajar con paracetamol, realmente no es gran cosa, aunque no sé si me gustaría saber que mi cirujano cardíaco me opera así. Pero el operado de cáncer de colon o al que le ha dado un ictus le condenan a enormes apuros económicos.
Sinceramente, creo que esta medida va ahorrar mucho dinero, pero a la vez condenando a los gravemente enfermos y, probablemente, con muchos años de oficio a sus espaldas, a pasarlas canutas. Tiene que haber formas más dignas y menos ruines de perseguir a los sinvergüenzas y de cuadrar las cuentas.
No debe quedar así. Arrieritos somos y en el camino nos encontraremos.
Feliz 2012 y mucha salud.
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José Luis Quintana, médico de familia.