Como decíamos ayer

febrero 11, 2015

Hacía un año que no escribía en el blog, necesitaba oxígeno. Llevaba demasiado tiempo escribiendo y viviendo el conflicto de la sanidad de Madrid. Llegué a comprender el concepto «estar rayado» que los que hemos vivido los tiempos de los discos de vinilo tenemos tan presente. Espero no tener que volver a las andadas.

Hace unos días leía un tweet (cada vez me parece una mejor herramiento de trabajo) de Jonna Moncrief, psiquiatra británica. Alertaba sobre el riesgo de fractura de cadera y el uso de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS)

El dato es de un metaanálisis en el que está incluido nuestro país (con Italia, Francia, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos) que refleja que entre un 3 y un 7% de las fracturas de cadera se relacionan con el uso de ISRS.

A la vez recordé haber leído en prensa general que el consumo de antidepresivos en España se ha multiplicado por tres en una década

España triplica en 10 años el consumo de antidepresivos   Salud   EL MUNDO

A esto le añadimos las repetidas advertencias sobre la eficacia muy limitada de los antidepresivos particularmente en las formas menos graves de depresión.

Y para remate, pensamos en la medicalización de la tristeza y en estos tiempos duros como piedras que nos toca vivir y llegamos a un panorama bastante desolador. Personalmente, dar antidepresivos a una persona que ha perdido su trabajo, su casa y más de media vida me parece una falta de respeto. Ya sé que a veces es lo único que tenemos a mano, pero reducir el sufrimiento a un desorden bioquímico que corregirá la medicación, lo llevo muy mal.

No sé como figuraremos en los libros de historia de la medicina futuros.

José Luis Quintana. Médico de familia


El gasto en farmacia

octubre 31, 2013

El gasto farmacéutico

 

Leemos en los medios de comunicación que el gasto de farmacia (el de la farmacia que proviene de las recetas) vuelve a subir. Es probable que todo el impacto del copago de farmacia ya haya quedado absorbido.

Que tenemos un consumo de medicamentos desbocado es cierto, pero no lo es menos que incidir solo en una parte (la más débil), en la supuesta avidez de los pacientes por el consumo de medicamentos, que existe pero, desde luego, no es la norma, no va a solucionar esto.

Sin abordar otros temas como:

  • La superespecialización que conduce a múltiples visitas de superespecialistas. Cada uno de ellos sólo 2 fármacos… resultado 12 fármacos. Sin una visión generalista de los pacientes, sin la imprescindible coordinación de objetivos entre primaria y hospitales, sin organizar tratamientos cumplibles, sin plantear objetivos terapéuticos razonables, sin dejar de aplicar los conocimientos científicos al «estilo ley del Talión»… será imposible.
  • Se financia prácticamente todo lo que no envenena, aunque los datos fríos demuestren su inutilidad. Sin reformar la financiación de los medicamentos hasta convertirlo en algo sensato y transparente… no será posible. Para muestra… un botón.
  • Sin echar mano y revisar la extraña relación de los fabricantes de medicamentos con los médicos y las sociedades científicas, campo abonado para el cambalache y la falta de ética.
  • Sin contrapesar el bombardeo de los medios que acaban por asimilar malestar con falta de fármacos, sin advertir de los riesgos de la sobremedicación con información independiente, no será posible
  • Y… al final, intentar evitar los escasos problemas de abuso por parte de los pacientes. Sin todo esto y muchas cosas más, no podrá ser,

Escribo esto porque me lo pide el cuerpo, no porque crea que nada de esto se hará.

José Luis Quintana, médico de familia.


El SEFV-H, una abreviatura interesante

agosto 29, 2013

Vivimos tiempos de abreviaturas, debe ser por las prisas y porque los departamentos y cargos cada vez tienen el título más largo. En nuestra empresa y en nuestro oficio cada vez es mayor:

– DGSIS: Dirección General de Sistemas de información Sanitaria

– DTSIS: Dirección Técnica de Sistemas de Información Sanitaria

Con el tiempo, me he hecho una idea de sus diferencias… más o menos. Pero en la primera reunión que estuve en la que se pronunciaban estas abreviaturas, no era capaz de saber bien de qué hablábamos o si era que el orador tenia un pelo en la lengua e intentaba sacárselo.

Ayer, sin embargo, descubrí una abreviatura impronunciable que me parece interesante : el Sistema Español de Farmacovigilancia de Medicamentos de uso Humano (SEFV-H). En ocasiones anteriores (la verdad, demasiado pocas) cuando había sospechado efectos adversos llamativos, había hecho la «tarjeta amarilla«. Esta vez, como sabía que lo podía hacerlo a través de internet, decidí probar.  Seguro que todos los conocéis, pero para mi fue novedoso, interesante y sobre todo cómodo.

Si buscas en Google «farmacovigilancia» es la primera entrada y si buscas «tarjeta amarilla» la segunda tras las inevitables referencias deportivas. Vayas por donde vayas, llegas. a https://www.notificaram.es/

Notificación directa de Reacciones Adversas a Medicamentos

A partir de aquí, es relativamente sencillo.:

  • Pueden registrar reacciones adversas tanto ciudadanos como sanitarios

Notificación directa de Reacciones Adversas a Medicamentos3

  • Yo creo que es cómodo y sencillo darse de alta en el sistema para no tener que meter todos tus datos cada vez que quieras declarar.
  • Interesa hacerlo desde la consulta para tener todos los datos del paciente y de los fármacos a la vista. Si no tienes internet en la consulta… monta un pollo.

En fin, que me pareció una facilidad para declarar reacciones adversas a medicamentos (RAM, otra abreviatura) que es una cosa a la que creo que no prestamos suficiente atención y en primaria estamos en un lugar privilegiado para hacerlo.

Cada vez me parece mas evidente que le hemos perdido el respeto a los medicamentos, que son una cosa muy seria y potencialmente peligrosa.

José Luis Quintana, médico de familia


Tiempos absurdos

diciembre 26, 2011

Leo esta noticia en internet

He pensado… ¡cómo estamos haciendo el mundo! Ser tímido e introvertido es un defecto que merece un spray de oxitocina (se le bautiza como fobia social) y, sin embargo, ser un «pesao de pelotas», no necesita tratamiento. Si te juegas la pasta en las tragaperras, eres un ludópata y mereces ir al psiquiatra, pero si lo haces en la bolsa eres un hombre de negocios y si el dinero es de otro… broker 😉 Total, hemos definido primero lo que es triunfar y luego convertimos lo que llamamos fracaso, en un problema digno de fármacos. No sé cómo nos va a tratar la historia.

En mitad de esto, me ha venido a la cabeza un escrito de los geniales Txori Herri Medical Asociation

Una delicia.

José Luis Quintana, médico de familia.


Nuestro apoyo más decidido

diciembre 15, 2011

Mucha información y buena, aquí.

ATensión Primaria


Gusiluz

agosto 26, 2011

Gusiluz es un muñeco luminoso que irradia luz por la noche, para consuelo de los nenes miedosos.

Me vino de la memoria este juguete radiante cuando revisaba una tabla comparativa (PDF) incluida, en el informe de la directiva europea de protección radiológica nº 118 (PDF), que refleja las equivalencias entre pruebas radiológicas, tomando como unidad la cantidad de radiación recibida cuando nos hacen una radiografía de tórax y que supone 3 días de radiación natural de fondo en el Reino Unido. He entresacado de la tablita de marras algunos datos ilustrativos:

  •  Rx abdomen: 50 Rx de tórax (6 meses de radiación de fondo)
  •  Gammagrafía tiroidea: 50 Rx de tórax (6 meses)
  •  PET de cabeza: 250 Rx de tórax (2,3 años)
  •  Enema opaco: 350 Rx de tórax (3,2 años)
  •  TAC abdominal: 500 Rx de tórax (4,5 años)

Visto lo visto, a algunos de nuestros pacientes deberían hacerles una foto nocturna, a ver si sale algo como lo de aquí abajo :-/

Manolo Merino Moína, pediatra de cabecera.


Para quitarse el sombrero

junio 4, 2011

A través del excelente Butlletí Groc he llegado al artículo Mercaderes en el Templo: hegemonía del paradigma bio-comercial en psiquiatría de la revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. Es magnífico. Dos compañeros, un psiquiatra y una enfermera especialista en salud mental, del Hospital Universitario de Canarias, describen la influencia de la industria en el quehacer diario. Hablan de psiquiatría, pero podría ser de cardiología, neurología, cirugía, pediatría, medicina de familia o cualquier otra especialidad. Las conclusiones serían completamente paralelas.

No me resisto a copiar/pegar parte de sus conclusiones:

[…] En línea con plataformas como No Gracias (www.nogracias.eu), los autores hemos decidido cortar nuestros vínculos con la industria farmacéutica. Hemos hecho estudios para ellos y cobrado por ellos (ahora la última tendencia es que, además de pagarte por recoger unos datos, te ponen de autor corporativo, con lo que acabarán decidiendo también nuestro currículum y quién ocupa o no una plaza en la sanidad pública), hemos viajado a congresos y jornadas diversas, hemos ido a múltiples comidas y cenas “de trabajo”… Todo ello en el convencimiento de que tal conducta no afectaba a nuestra prescripción, que éramos capaces, pese a ello, de mantener la independencia. Pero descubrimos que no era así. Descubrimos que nos costaba prescribir un genérico, que nos era difícil no recetar la última molécula presentada… Y no pretendemos hacer apología de nuestra posición. No conocemos psiquiatras corruptos que indiquen tal fármaco a cambio de tal recompensa. Y creemos que puede haber compañeros que sean capaces de mantener su independencia a pesar de ese contacto con la industria, pero nosotros no pudimos mantenerla, y ahora queremos recuperarla. Cortamos lazos con la industria porque también, y es parte de la trampa, sus incentivos te acostumbran a un nivel de vida por encima del que el sueldo de nuestra profesión, en este país, debería permitirnos: viajes al extranjero todos los años, hoteles de cuatro y cinco estrellas, comidas y cenas en buenos restaurantes, libros gratis… Y cuesta renunciar a ello pero, en nuestro caso, lo hacemos. Hemos estado en la trinchera y, lógicamente, no hemos podido evitar mancharnos de barro, así que nos salimos.

Pero creemos que la solución no está sólo en manos de los profesionales. La solución pasa por las administraciones públicas, que deberían responsabilizarse de la investigación y la formación, hasta ahora abandonadas en manos de la industria, así como fijarse en qué fármacos el sistema público debe financiar y cuáles no, por  no aportar nada nuevo. La solución pasa por las asociaciones profesionales, que deberían fijar precios para sus actos científicos que no obligaran a un patrocinio. 

La solución pasa por las direcciones de los centros públicos en que trabajamos, que deberían limitar y controlar (¿prohibir?) el acceso de visitadores médicos. Y, por supuesto, la solución pasa por cada psiquiatra y cada profesional, que debería, deberíamos, reflexionar sobre nuestras teorías y nuestras prácticas, parándonos a pensar qué tipo de Psiquiatría queremos.
 

Ni una palabra más.

José Luis Quintana, médico de familia.

 

Los médicos podemos ser muy peligrosos

febrero 8, 2011

Los médicos hemos pasado de intentar ayudar, la mayor parte de las veces con éxito discreto, a los enfermos, a poder definir la normalidad. Es decir, que separamos a las personas en dos grupos: los sanos (los que se adaptan a nuestra definición de normalidad) y los enfermos (los que no encajan en dicha definición). Además de todo esto hemos acuñado términos como la pre-enfermedad y los factores de riesgo que nos permiten incluso en los sanos detectar problemas. Con todo esto etiquetamos a las personas, casi siempre llevados de buena voluntad, pero en contacto con poderosos intereses económicos.

No está de más aquí recordar que la homosexualidad fue considerada un transtorno mental y que se intentó -e increíblemente, se intenta- curar. El que no se maneja en público tiene una fobia social, el niño que da el coñazo es hiperactivo y el que tiene una vida miserable está deprimido. No voy a negar la existencia de la depresión, la hiperactividad o las fobias. El problema es que el umbral cada vez está más bajo, en general más bajo cuanto más caro es el remedio y además se produce una transferencia de responsabilidad: si los parados están deprimidos la solución pasa a ser médica, dejamos de buscar a los poderosos responsables de la situación económica; si el niño molesto es hiperactivo, no hay problema de enseñanza, es falta de atomoxetina. Ese es el problema de etiquetar a la gente con problemas como «enfermo».

Todo esto me ha venido a la cabeza al ver un vídeo que me ha llegado y que aquí os dejo.

Me ha dado un poco de miedito ver en la web de la ONG promotora que la Iglesia de la Cienciología estaba en el origen de la misma, pero… lo cortés no quita lo valiente… el vídeo me parece bueno.

José Luis Quintana, médico de familia


Retrato de una relación enferma

noviembre 18, 2010

Publica el interesantísimo blog Pharmacritixs (por una medicina ética y transparente) una carta de un ex empleado de Glaxo en el que relata las maniobras de los laboratorios para la compra de «voluntades médicas».

Copio a continuación la carta tomada del blog:

«He dedicado toda mi vida profesional a trabajar para GlaxoSmithKline y he terminado «asqueado» de los medios que utilizan para vender sus cartera de productos y de la hipocresía de sus discursos. Esta empresa tiene una doble moral, me imagino que como otras. Los tiempos han cambiado mucho, y ahora se han vestido de túnicas blancas para esconder de cara a la sociedad los mismos métodos que siempre han utilizado, la mentira, la manipulación y el soborno. 

Hace años, todo era «muy descarado», ahora estos mismos hechos se disfrazan con facturas falsas, todo amañado como de si reuniones científicas se tratara, «tenemos que tener las espaldas cubiertas», eran frases frecuentes del Jefe de Zona.

Recuerdo los años dónde se le daba dinero contante y sonante a los médicos porque recetaran, en el 2010, no ha cambiado tanto la cosa, se cumple el dicho de que «hecha la ley, hecha la trampa».

Con el fin de realizar estudios científicos, GSK ha regalado a muchos médicos sin escrúpulos, ordenadores portátiles de última generación, algo realmente atractivo para profesionales que además dicen estar «quemados por la administración», algunos de ellos ahora ostentan cargos administrativos importantes y en su dia, fueron médicos comprados.

Todavía recuerdo aquella sesión plenaria dónde Rodrigo Becker, presidente de GSK, se dirigía a mas de 1000 empleados y hablaba de «tolerancia cero» frente a actos no contemplados en el código ético. Pero luego, hay que enfrentarse a la presión incesante de cubrir los presupuestos de ventas de cada producto. Lo importante es conseguir vender, entre otras cosas, porque si no lo haces, tu puesto de trabajo está seriamente comprometido, y claro, todos tenemos una familia, una hipoteca y necesitamos esos jugosos incentivos para llegar a final de mes. En definitiva, busca la manera de que todo parezca legal, y si no se te ocurre nada, para eso están tus jefes que te darán las pistas de cómo hacer las cosas sin que te pillen y que todo parezca legal.

Cada año recibía mas de 20.000 euros para gastar, eso sin contar aquellas acciones que venían directamente del departamento de marketing, que podían alcanzar los 10000 euros, en definitiva, casi 30000 euros para «invertir» en los médicos de mi zona y conseguir que Seretide, Bonviva, Avidart etc, alcanzasen la cifra de ventas asignada para cada «vendedor», porque así es cómo nos llaman en la empresa, eso de «delegado científico», es una etiqueta de cara a la galería, «somos vendedores», igual que el que vende planchas por los comercios, pero con la diferencia de que quién paga la factura es el estado, osea, todos nosotros.

Cuando habían transcurrido algunos meses y no se gastaba lo suficiente, te daban un tirón de orejas, el dinero había que gastarlo como sea, siempre ha estado muy mal visto, ser el que menos gastaba de tu zona. A veces había que salir a la calle desesperadamente a buscar médicos que dejaran comprar su voluntad.

¿ Como hacerlo y justificarlo legalmente ? Hay muchas formas. La Ley dice que sólo se puede gastar en «formación para los médicos», no hay ningún problema, se gasta en formación.

Podemos regalar libros médicos. Si le compro al médico sobornado, los libros de arquitectura que necesita su hijo para la universidad y en la librería me hacen una factura de un «Harrison», todo se convierte en legal ¿ verdad ?

Si un restaurante amigo me hace una factura de 400 euros como importe de una comida de trabajo con médicos, y GSK me la abona y con este dinero le compro al médico una bicicleta de montaña, todo se convierte en legal ¿no?

Si compro un talonario de «bancohotel» para asistir a un Congreso Médico y el galeno se va con quién el quiera a un balneario a relajarse, todo legal ¿no?

Si le pago a un médico unos honorarios por una conferencia que supuestamente ha dado a sus compañeros del centro de salud, todo legal ¿no?, incluso de cara a hacienda, con su retención de irpf y todo.

Podía relatar muchas mas cosas, pero ustedes creo que ya me entienden, hecha la ley, hecha la trampa.

Quiero romper una lanza en favor de la clase médica decente, pues afortunadamente, la mayoría son auténticos profesionales y no entran en este juego, pero comprendo que a veces es dificil resistirse a que te pongan a diario una bandeja de carmelos y no cojer uno.

No digamos nada de la información que a diario se le proporciona a la clase médica. En nuestra reuniones se analizaban minuciosamente los estudios clínicos, había muchos que nos negabamos a entregar porque dejaban en entredicho la eficacia y seguridad de los fármacos. Aún recuerdo el caso «Avandia», teníamos la sensación de vender «humo», y el tiempo ha puesto el producto en su sitio, es sabido por los medios de comunicación, que Glaxo ocultó información vital sobre la seguridad del producto.

GlaxoSmithKline fué uno de los impulsores de la puesta en práctica del código ético. No tuvo mas remedio después del escándalo que surgió en Italia en 2004, dónde se le acusó de sobornar a mas de 4000 médicos. Saltaron las alarmas, pues lo que se hacía en Italia, se hacía igualmente en España, había que cortar por lo sano, pero lo que ocurre es con con las manos vacías es muy dificil «vender», gastemos el dinero de manera que todo parezca ético.

Al margen de esto, GSK, empresa que quiere ser modelo de austeridad y estar limpia de cualquier sospecha, salta cada día a la palestra por hechos muy graves. Reciéntemente en los medios de comunicación se informaba de los lazos financieros que unían a algunos expertos de la OMS con esta multinacional que facturó millones de libras con la vacuna de la gripe A.

En las semanas pasadas pagó mas de 700 millones de dólares de multa por fabricar medicamentos adulterados. Son también varios los casos dónde se le ha relacionado con experimentos y muertes en niños por poner en marcha estudios clinicos con vacunas infantiles. Tan sólo basta con hacer una simple búsqueda en google y nos enteraríamos de la misa la mitad.

El visitador médico es una «victima» de esta maquinaria tan poderosa. Son padres y madres de familia que tienen que comer, la gran mayoría de ellos licenciados en farmacia, química, biología etc, que la única salida laboral a su carrera universitaria que han tenido ha sido esta, que por otro lado suele estar muy bien pagada. Pocos pensarían cuando se preparaban los difíciles exámenes de su licenciatura, que terminarían siendo meros papagayos, repitiendo dia a dia un guión diseñado milímetro a milímetro para conseguir que el médico prescriba sus productos, pero una vez que se entra, es dificil salir, pues te quedas descolgado de tu verdadera profesión y no encuentras otro camino, a pesar de que tu psiquis termine machacado por tanta presión, por tanta amenaza.

Espero que os resulte interesante esta reflexión para vuestro blog…»

Todos sabemos cual es la relación de la industria  con los médicos: una relación enferma por estar completamente repleta de intereses económicos. La mayor parte de los nuevos fármacos que se autorizan, financian y venden en las farmacias no sirven para casi nada nuevo pero… entran a toda velocidad en el mercado porque se fichan «expertos» (líderes de opinión creo que los llaman) a golpe de charlas bien remuneradas -muchas veces con las diapositivas que el propio laboratorio les prepara- y se ganan voluntades de «no expertos» llenándoles el estómago en buenos restaurantes o la casa con los más variopintos artilugios.

La industria financia la formación de los profesionales, sufraga congresos, sostiene a las sociedades científicas (unas más y otras menos 😉 ), medios de comunicación, asociaciones de pacientes… infiltra pues a todos los «actores» del hecho de prescribir. Dejaremos para otra ocasión su comportamiento en las oficinas de farmacia.

Es probable que estemos obligados a convivir con la industria (BMJ en una metáfora brillante lo describe como «bailar con puercoespines«) pero urge redefinir el contexto en el que nos relacionamos porque el actual tiene un olor muy desagradable. Lo triste es que muchos médicos entran al juego pero se creen inmunes a la contaminación de su prescripción.

José Luis Quintana, médico de familia.


Medicamentos o médicos

junio 24, 2010

Seguramente ha sido así desde hace mucho tiempo pero, desde la puesta en marcha de los circuitos de crónicos en OMI-AP, se aprecia un curioso asunto: hay un porcentaje de pacientes que recogen su medicación en el mostrador y parecen tomarla pero «pasan» de ir a la consulta del médico y la enfermera para sus correspondientes controles. De hecho, hay que «cerrar el grifo de las recetas» para obligar a que el paciente se cite.

Esto viene a poner sobre la mesa uno de los grandes errores de nuestro tiempo. La confianza está más depositada en los fármacos que en «los tratamientos de los médicos». La mayor parte de los problemas manejados en la consulta del médico de familia tienen como tratamiento «modificaciones del estilo de vida» pero nuestra fe en la tecnología y nuestra incapacidad para entendernos como seres vivos hace que vayamos directos a las pastillas (los pacientes y nosotros). Nuestra seguridad en los antihipertensivos nos hace olvidar el índice de masa corporal, el ejercicio, el tabaco… y no digamos en la diabetes mellitus.  Sólo hay que repasar los ensayos clínicos para ver las muy modestas aportaciones de los fármacos que con frecuencia quedan muy por debajo de cuestiones como la reducción del peso o una vida activa. Pero claro, los beneficios económicos de los ARA II son innegables y los de la dieta saludable y el necesario ejercicio no.

Además este planteamiento infantiliza y desresponsabiliza a los pacientes al plantear el mal control de, por ejemplo, la diabetes como la falta de las pastillas adecuadas y no como el fracaso del tratamiento completo (todas las medidas, incluido los fármacos).

José Luis Quintana, médico de familia.