Una gran escalada o más por menos

marzo 21, 2011

Si les digo que hay una empresa japonesa (mi más sincero apoyo a todos los que están sufriendo allí) que ha aumentado su actividad en un 447% en 9 años, es decir, a un 49% anual, ¿qué me dirían? Pues eso, que es algo increíble, pero que… son japoneses.

Pero no, señoras y señores, hay una empresa española que lo ha hecho y, para colmo de lo absurdo, es de «la Pública», su servicio, como dicen los de rtve. Somos médicos y enfermeras del Servicio Madrileño de Salud y voy a decirles algo más: a coste cero, sin incremento de los salarios o de las horas de trabajo, que en la pública no se cobran a precio de controlador aéreo; peor aún, por la crisis, incluso hemos mejorado nuestra productividad a costa de bajarnos el sueldo :-(. Me estoy refiriendo al control del tratamiento de anticoagulación oral (TAO), vamos… «el Sintrom», que se inició en nuestro centro en 2002. Miren el gráfico y lo comprenderán.
Gráfico de las visitas anuales por control de Sintrom

Visita anuales al centro de salud para el control del TAO

Ya he dicho en otras ocasiones que la información es poder, por eso no quieren que seamos dueños de nuestros propios datos, ni nuestros gestores, ni muchos de nuestros compañeros (que de todo hay en la viña del Señor). Pero nosotros todavía podemos sacar algo de lo que producimos (en información) para consumo propio. Tenemos la posibilidad de conocer qué episodios de la CIAP son los que generan más visitas y establecer un ranking: en 2002, la fibrilación auricular (FA), patología que genera muchas de las indicaciones del TAO, ocupaba el puesto 16 del ranking, con 428 visitas; en el año 2009 ocupó el 5º; y en el 2010 el 9º, con 2043, o sea, que las visitas por FA han aumentado 5 veces en ese periodo.

Solo puedo decir que ha sido gracias a todos los compañeros, médicos, enfermeras y personal administrativo, que trabajan sin reconocimiento para todos, para ustedes, para el público: somos «la Pública», su Servicio de Salud.

José Antonio González-Posada Delgado, médico de familia

De urgencias

marzo 13, 2011

En nuestro centro, tenemos por costumbre que, cuando las consultas están llenas y algún paciente dice que no puede esperar a citarse con su médico -no le llamamos nunca urgencia, porque en primaria prácticamente no existen- se le valora en la consulta que ese día está designada a tal efecto.

Hace menos de una semana atendí a una mujer de 48 años, sana, que no podía esperar. Contaba dolor faríngeo y disfonía; preguntada por la fiebre, me dijo que unas décimas el día anterior. Su médico tenía hueco en la agenda al día siguiente, pero no para ese mismo día. Le dije que no comprendía el motivo por el que no podía esperar, que podía ser atendida al día siguiente, pero que iba a hacer que la viera su médico en ese mismo día, cuando tuviese un poco de tiempo.  Se le dio cita para ese día, vamos, para un rato después, pero al ser llamada para atenderla no estaba. Hoy he contestado su reclamación en la que comenta que tenía que marcharse al trabajo y no podía esperar.

¿Cómo queremos poner orden y racionalidad en un sistema en el que un paciente, que sabe que no tiene ningún problema, ni siquiera mediano (de hecho se marchaba a trabajar) y que alega que no puede esperar, es atendido sin cita en ese día, pasando por delante de los pacientes citados, y cree que tiene derecho a reclamar porque no fue ipso facto? El asunto son las expectativas generadas: venga usted cuando quiera, como quiera, que le atenderemos inmediatamente… ¡no puede ser!. Ha llegado un momento en que voy a empezar a despedirme de los pacientes citados con: ¡Muchas gracias por citarse! En el fondo, es infinitamente más cómodo y sencillo «ir de urgencias».

Por supuesto, he contestado amablemente la reclamación.

Hace muchos años trabajé en Móstoles. Las urgencias se extinguieron cuando pegamos la lista de citados en la puerta. Los que tenían cita se encargaban de «frenar», en la propia sala de espera, a los que «no podían esperar». No sería políticamente correcto, pero esto tampoco es razonable. Algunos acuden «sin límites».

Hay que buscar soluciones nuevas a los sistemas de citación.

José Luis Quintana, médico de familia.


En mi centro se hace así (2): las mamografías del DEPRECAM

May 13, 2010

DEPRECAM: programa de detección precoz del cáncer de mama de la Comunidad de Madrid, nacido del acuerdo con la Asociación Española Contra el Cáncer. Las mamografías  se hacen en un autobús diseñado al efecto, el mamobús (hay que buscar al que lo bautizó y darle… una colleja). Una vez informadas con el sistema de codificación BIRADS (Breast Imaging Report and Database System), se notifica por carta a la paciente y al centro de salud, al que además se remiten las mamografías. El propio protocolo del DEPRECAM vuelve a citar a las pacientes que precisan nuevos estudios  de imagen o les da las citas en las unidades hospitalarias correspondientes.

En nuestro centro, la enfermería ha asumido la totalidad de las actividades preventivas de cada paciente, por lo tanto se sigue el circuito descrito en el gráfico y entre administrativos y enfermeros se «ventilan » las mamografías.

Esto es un ejemplo de cómo todos, desde nuestros puestos, trabajamos por la salud de los pacientes.

José Luis Quintana, médico de familia.

P.D.: No es objetivo de esta entrada valorar la utilidad de la mamografía como método de cribado ni la organización del DEPRECAM; solo de la organización del trabajo en equipo. Tengamos la fiesta en paz 😉