La insoportable levedad de la atención primaria

agosto 9, 2021

Capítulo 1. EL CLIENTE INTERNO

 
Todas las mañanas, antes de empezar la consulta como médico de familia en mi centro de salud, compruebo cuántos pacientes han acudido a urgencias y cuántos han sido dados de alta en algún servicio hospitalario de la red sanitaria pública. Las historias de alta hospitalaria son una gran ayuda, porque, en el resumen, explican todo lo que le ha sucedido al paciente y aquellas exploraciones complementarias que han realizado durante su ingreso, enumerando el diagnóstico principal y los secundarios que presenta el paciente; sin olvidar los tratamientos, aspecto fundamental.  

La insoportable levedad del ser. | Milan kundera. | Anfetamina | Flickr

Esta mañana, en un paciente dado de alta, he visto que le han derivado a otro servicio por un episodio que ya había estudiado yo previamente (derivación a cardiología con todo tipo de exploraciones complementarias registradas) y que constaba en la historia clínica de atención primaria. Como ahora existe la posibilidad de realizar una consulta telemática (“e-consulta”), informé al servicio de dicho episodio y su contenido. La contestación fue que la consulta al programa Horus, donde se puede consultar todo lo que tiene que ver con primaria y especializada, en la parte que nos toca a primaria, resulta un galimatías de episodios que cuesta mucho separar lo que es importante de lo que no. Lamentablemente, he de darles la razón. 
 
Uno de los problemas que tenemos es que los episodios de nuestra clasificación CIAP (Clasificación Internacional de Atención Primaria) pueden ser agudos, subagudos y crónicos. Los agudos los podemos cerrar automáticamente o, si en tres meses no se han tocado (no se ha añadido ninguna información), se cierran solos. Los crónicos quedan para siempre, como es lógico, salvo que el profesional decida cerrarlos. El problema se plantea con los episodios subagudos, que son mayoría en atención primaria: para cerrarlos hay que ir de uno en uno, entrando y registrando la fecha del cierre. Parece sencillo y lógico, y lo sería si tuviéramos el tiempo necesario para tener una historia clínica al día (una historia de calidad, algo que no parece importar a nadie). Seguramente, los informáticos responsables de la historia clínica no saben de la falta de tiempo en nuestras consultas o tal vez sea que el tiempo en atención primaria no se valore. 
 
El problema tendría fácil solución: al igual que los episodios agudos que llevan más de 3 meses sin haber sido tocados desaparecen de forma automática o se cierran cuando damos a un botón incluido en la historia clínica, podríamos tener otro botón para que se desplegarán todos aquellos episodios subagudos y, simplemente con un clic, decidiéramos cuáles mantenemos abiertos y cuáles cerramos, dejando aquellos que nos parecen importantes. Hay que recordar que ya son 21 años historia clínica informatizada en atención primaria, con un acúmulo importante de episodios de enfermedad. 
 
Esto tiene mucho que ver con la con la concepción de cliente interno. Los médicos de familia somos una parte del cliente interno del sistema informático y son ellos, los responsables, los que deberían facilitarnos la solución a este tipo de situaciones. Una historia bien organizada es sinónimo de una buena asistencia. Y, sobre todo, aclara en qué situación se encuentra el paciente, algo que puede redundar en su beneficio. 
 
Reconozco que el sistema Horus ha sido un gran avance, pero, si realmente creemos en la mejora continua, este tipo de mejoras deben estar al día; es bueno para la seguridad del paciente y puede redundar en una eficiente utilización de los recursos en un momento de crisis económica. Todo lo que mejore nuestro trabajo, de forma indirecta, va a afectar en nuestros pacientes, objetivo final del sistema sanitario. 

José Antonio González-Posada Delgado, médico de familia, Centro de Salud Universitario El Greco | 09/08/2021